Gastronomía de Guerrero
El estado de Guerrero, es rico en
diversidad cultural gastronómica, ya que los habitantes de los pueblos,
comunidades o rancherías son los que participan y se integran para que se
fortalezca, preserve y se conserve la sazón en la elaboración de los platillos
especiales para ofrendar a sus ídolos, familiares fallecidos u ofrecer a
los asistentes en alguna festividad.
La gastronomía de Guerrero
resulta de la mezcla de tres grandes influencias culinarias: La indígena, la
francesa y la española. Sin embargo, los platillos típicos de Guerrero más
relevantes son de ascendencia indígena. Por ejemplo, los moles, rojo,
verde, clemole, ayomole, huaxmole y todos los chilmoles o salsas de chile.
Cada grupo étnico asentado en el
territorio guerrerense, sea mixteco (na savi), amuzgo (nanncue ñomndaa),
tlapaneco (xabu me’phaa), náhuatl, afromestizo, tienen su forma peculiar
de celebrar a sus imágenes religiosas, así como realizar sus diversos rituales
en lugares de siembra, cerros, cruces de camino, ojos de agua o manantiales,
esto se llevan a cabo con la finalidad de pedir o dar gracias por los logros
obtenidos según su cosmovisión. Se organizan de manera colectiva,
en donde participan niños, jóvenes y adultos sin distinción de sexo, las
actividades que realizan son la limpieza en donde se preparan los alimentos que
es en la mayoría de los casos el atrio de la capilla o iglesia, acarreo
de leña, algunas familias dan maíz o tortillas, marrano, frijol, res,
etc.
Las personas que preparan los
alimentos son mujeres de edad avanzada, ya que ellas conocen los secretos
y la sazón de los platillos que elaboran según la festividad.
Los ingredientes dominantes en la
gastronomía guerrerense son: Maíz, chile, frijol y carne.
En tanto que, los platillos
típicos que destacan, son: Los ceviches, en especial el preparado con pescado
sierra, El pulpo en vinagre, almeja, cocteles de mariscos, pescado “a la
talla”, pulpo enamorado y camarones al ajillo.
Las picaditas de Puerto Marqués,
elaboradas con tortilla de maíz, manteca caliente y salsa de chiles
serranos.
La pellizcada al estilo
acapulqueño, una tortilla rellena con pescado, aceitunas y especias.
El tamal de pescado con hierva
santa y el arroz blanco o morisqueta.
El pozole es la estrella de esta
gastronomía, prácticamente un emblema. Se puede preparar de dos formas
distintas: El tradicional blanco que es un caldo de granos de maíz hervido con
el sabor de la cabeza de vaca o cerdo. Es sazonado con orégano, chile
molido, cebolla, rábanos, queso fresco, aguacate o chicharrón prensado.
Al pozole verde, por otro lado, se le
agrega un mole verde, compuesto de un pipián hecho a base pepita, epazote
fresco, chiles verdes y tomates de cáscara.
También existe una variante
llamada elopozole. Lleva granos de elote fresco, pollo, espinazo de puerco,
calabacitas, ejotes, chile guajillo, ajo, cebolla y epazote fresco.
El mezcal solo o formando parte de
otras creaciones, Los atoles, el chocolate, el café, la infusión de toronjil,
el agua fresca de coco, la tuba de palma, el jugo de caña, aguamiel de mamey
son parte de las bebidas tradicionales guerrerenses. Mención aparte
merece el chilate, una bebida servida usualmente en un guaje, de preparación
lenta y cuidadosa cuyos ingredientes: cacao, arroz, canela y piloncillo son un
especial deleite para el paladar.
Por
último son muchos y muy variados los postres típicos de la gastronomía
guerrerense. Destacan las cocadas, dulce de tamarindo, las nieves de
sabores, ates de coco y las torrejas elaboradas con pan capeado y
frito, bañado con melcocha. También sobresalen el dulce de calabaza y las
cremitas, que son flanes de leche acompañadas de pasitas y canela en
polvo. Asimismo, figuran las empanadas horneadas y escarchadas con azúcar,
rellenas de flan, coco, piña y arroz con leche.
En
la región también se encuentra el pan dulce a base de manteca de cerdo y el pan
de coco.
Cierran
con broche de oro los tamales de piña coco, generalmente servidos en fiestas
infantiles.
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